Una contribución desde La Paz, Bolivia, del Profesor Fernando Flores.

La evidente oquedad que ha mostrado la historia del progreso educativo en nuestro conturbado mundo fue la acción samaritana, altruista y esforzada de los primeros educadores cristianos que han demostrado, a lo largo de dos siglos y en una época lóbrega y violenta que accionó ni más ni menos el gobierno imperial Romano de entonces; sin embargo, tal fue el protagonismo de la iglesia primitiva que salvaguardó la esencia y objetivo que tiene la educación en su esencia que en general no es sino el de REDIMIR al ser humano.

La civilización Romana, en su momento más álgido de su poderío militar, configuró cierta desaforada tratativa legal a los niños y niñas de ese entonces. Los legisladores romanos abrazaron la idea de filósofos griegos como Platón y Aristóteles, y esto es un dato curioso y turbio, puesto que los niños y niñas que eran rechazados del núcleo familiar por motivos que permeaban la raza, la herencia o la economía familiar, podían ser ahogados sin más ni menos, así también el aborto era una decisión legal sin precautelar la vida de la madre gestante, ya que para este uso autorizaban la rudimentaria práctica de extraer al feto con un gancho de bronce.

A pesar de todo lo inaceptable de estas inhumanas acciones, la adopción era otra elección que había en la legislación Romana, aunque tenían otro sentido para las familias del Imperio ya que solo adoptaban por capricho político como es el caso de la continuidad del linaje, en cuestión de solo adoptar niños,  o la relación de paz con familias o realezas peleadas para apalear las asperezas que en algunos casos tenían una extensa historial de odio y malos entendidos que pudieran resolverlo adoptando niños del bando contrario; A pesar de todo, no tenían ninguna motivación e interés de cuidado y amor hacia los adoptados. De acuerdo con este segmento historial  resaltamos que los niños y niñas que no eran adoptados por la sociedad Romana tenían un aciago destino sea para fines esclavistas o en el peor de los casos para las niñas ser insertadas en la prostitución comercial que era un negocio muy lucrativo para el ciudadano romano de ese entonces y lamentablemente de ahora también: Es en ese sentido que en el momento y lugar llega la iglesia cristiana  primitiva  con un actuar protagónico que era el de salvar al huérfano de esa suerte horrorosa que no se puede imaginar ser humano que podría sufrir un niño o niña. Estos señores, que eran seguidores de Cristo, asumían problemas gratis con el hecho de adoptar a la niñez rechazada del imperio. Cabe expresar que las niñas eran las más rechazadas por la sociedad de ese entonces lo cual no era impedimento a los que asumían el prolijo mensaje del apóstol Pablo que animaba a sus conversos diciendo “Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre!” Romanos 8:15.

¿Qué reto o aforismo directo nos ha dejado los primeros cristianos a la comunidad docente de nuestro siglo? Las condiciones de guerra han cambiado en comparación con la época romana; pero el enemigo sigue siendo el mismo para el docente de educación regular. A pesar que la Unicef define que todo niño y niña es aquel que tiene menor de 18 años siendo, es lamentable expresarlo, que los derechos de las mismas siguen en detrimento de la comunidad infantil y adolescente. La aniquilante máquina al que llamamos “dinero” es el pivote excusable que sigue provocando a la educación de hoy en pecar por omisión la prioridad educativa del niño y niña de ahora. Las estadísticas arrojan resultados que hieren cualquier discurso político que tiene la intención de mejorar el núcleo de la humanidad. En resumen, estos números llegan a las siguientes  conclusiones tentativas: expresa que la familia humana sufre la ausencia de los padres hacia sus hijos, realidad que se va naturalizando sea por la profética sentencia que alguna habló el escritor el Eduardo Galeano al decir que ahora las “computadoras son las que programan al ser humano”; como también evidencian falta de respeto ingente hacia la mujer que eclosionó un término de moda llamado “feminicidio”, la paciencia hacia el género femenino nos lleva a un laberinto de racionalidades e irracionalidades que lo único que hacen los gobiernos más afectados es taparlo con más leyes anti feminicidas. Se expresa también, que los niños y niñas de ahora tienen por nodriza a dispositivos que le abren a esa “peligrosa” autopista llamada internet sin tutor o almirante responsable que les ayude a no naufragar. Y que decir de la falta de paciencia hacia los niños y niñas que a tal punto va apuntalando en los medios informativos el término “infanticidio”, y muchos números más que con lo expuesto inferimos que el enemigo es ese alguien que tergiversó el valor del ser humanó en el Imperio Romano. ¿Cuál entonces el reto para el profesor de ahora, que hace de puente entre la familia y la sociedad? Obviamente, es el SALVAR a esos niños, es el de adoptarlos, REDIMIRLOS. Tarea titánica.

El niño y la niña nace, según estudios psicológicos, con la predisposición a la mímesis, es decir a la imitación, y toda imitación es a base de confianza. El niño y la niña tiene a la predisposición de CREER EN ALGUIEN. Es ahí donde, hablando desde el macabro contexto de la ausencia de los Padres en la familia, el profesor asume directa o indirectamente “una empresa sagrada”, un patrón a quien imitar, según en las palabras de la escritora Elena White. No podemos evitar esa responsabilidad, en especial a los que ven más allá de esta profesión una vocación que les molesta día y noche. Entonces cabe recalcar que en la historia de la pedagogía muchos fueron los intentos en instaurar la panacea educativa, sufriendo con parsimoniosa solemnidad sus reformas, contrarreformas, modernas, contemporáneas tratativas pedagógicas que tuvieron un asidero esporádico y ni me imagino las que llegarán hasta que nuestro mundo llegue a un inminente punto final de la historia humana. Es indudable que en estas etapas de la historia pedagógica ha existido equivocaciones que en el transcurso de los años se han ido mermando de manera paulatina, claro está que, en algunas, esos momentos dados en los hitos de la historia, también se han empeorado; en ese sentido cabe preguntarnos de manera aguda ¿Cuál es la respuesta o el instrumento que debe manejar el Docente de ahora? ¿Cuál es el arma que debe llevar el profesor de estos tiempos en donde el niño y la niña están huérfanos de toda protección fundamental? Puede ser que la respuesta suene como un periplo religioso sonado a lo largo de nuestra existencia; sin embargo, no hay otra, y todo se resume en esa orden, ni si quiera es una sugerencia que expresa “Dejen que los niños vengan a mí. ¡No los detengan! Pues el reino del cielo pertenece a los que son como estos niños” registrada en Mateo 19:14. Orden que abrazaron los seguidores de ese Gran Maestro actuando como primeros profesos cristianos hicieron con las criaturas de la tal Roma Imperial la adopción de esos desprotegidos. Añadiendo que esta loable labor no tiene la soledad de asumir las equivocaciones de la sociedad y claro está también sus exageraciones, no buscaban una aplicación doctrinaria, solo buscaban salvarlos.

Todos los ismos en materia educativa han tenido su intención de calibrar al niño y la niña para los fines productivos de su época, algunos con éxito y otros sin nada de resultados, y así pasa la historia sin darnos cuenta, en la mayoría de las aulas, que la respuesta está en el mandato de ver más allá de un cuaderno pedagógico.

En muchos momentos de la historia educativa se ha tomado caminos equivocados que han eclosionado en un rechazo masivo de la comunidad estudiantil y en algunos adultos en actitudes de repelencia hacia la pedagogía gobernante. No hubo los profesores acertados. Bien cita el nobel escritor Gabriel García Márquez a Bernard Shaw: “desde muy niño tuve que interrumpir mi educación para ir a la escuela” juicio de valor que hiere e impresiona a la vocación de enseñanza regular. Sin embargo, la historia de la educación no termina aquí, todavía, muchos estudiantados encontraron las luces para encaminarse para ser un hombre de bien, cosa que estamos en crisis álgida en nuestros tiempos por la falta de un norte gubernamental hacía el respecto.

Para concluir y citando una vez más al ya citado escritor García Márquez conocido por su nóvela magna “Cien años de soledad” cuenta que, a sus 23 años, por los años 1950, siendo todavía un universitario desertor de la carrera de Derecho, asume la osadía de acompañar a su señora Madre para vender la casa de su infancia en su pueblo natal de Colombia llamado Aracataca. Osadía porque no era tarea fácil observar y palpar ese inmueble o esas paredes que fueron alguna vez el refugio de maravillosas vivencias familiares y que de pronto debían ser dadas a un incierto destino. Fue entonces en ese lapso del camino a esa venta que vislumbró de manera furtiva una casa que se le quedó en la memoria en donde él da por testimonio con las siguientes palabras: “Pasó como una exhalación la casa de los maestros adventistas, con su jardín florido y un letrero en el portal: The sun shines for all”. Ahí estaba un joven que sacando la conjetura de entre líneas de su memoria el joven Gabo pasó por el lugar de profesores a ser partícipe remoto de una alternativa de vida, y que cerca estaba de esos maestros con la luz en la mente y en la mano listos para impartir a sus estudiantes las lecciones redentoras, que cerca estaba un talento, y que cerca están nuestros estudiantes que con un lenguaje no verbal y en cada momento de interesantes clases  nos dicen que los adoptemos para ofrecerles la esperanza de un mañana mejor.

Breve reseña del Prof. Flores Mamani Fernando Santos: Nacido el 1ro de noviembre de 1978 en la ciudad de La Paz, cursó su educación regular en el Instituto Adventista “Los Andes” de la ciudad de La Paz Bolivia. Estudió la carrera de Literatura en la Universidad Mayor de San Andrés y paralelamente estudió para ser docentes en la Escuela Normal Superior “Simón Bolívar” en la especialidad de Comunicación y Lenguaje. Le gusta la lectura narrativa y lírica, como también la investigación académica de la misma.

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